sábado, 13 de abril de 2013

El odio basado en el error


Ha sido el sempiterno atributo de la oposición “venezolana” descarnada en odio la de validar todo lo que “cae en sus manos” para usarlo de manera vil y canalla en contra de los socialistas. Esta vez fue contra el presidente constitucional encargado Nicolás Maduro. En las redes sociales tronaron como de costumbre los mensajes, unos atacando inmisericorde al candidato del PSUV, y otros defendiéndole a capa y espada. El candidato perdedor de la oposición apátrida despotricó difamatoriamente contra el Candidato de la Patria atribuyéndole como siempre palabras que este no había dicho. “Por sus frutos los conoceréis”. Todo por los voto. Nada por la ética. Muchos se hicieron eco cual zombis de las palabras del perdedor, asumiendo como verdad lo que no estaba confirmado. Un ciego guiando a otros ciegos. Pero nuevamente, como cuando el asedio a la embajada de Cuba, cayó en el hoyo, nuevamente se equivocó.
Al traste dio con todo las declaraciones reflexivas del autor de la falsa noticia, el periodista Isnardo Bravo. En un acto de verdadera valentía, a sabiendas de lo esquizofrénicos que los de la oposición, reconoció, como no lo hace el candidato opositor, que se había equivocado al comunicar e informar que Nicolás Maduro había ofendido a los niños especiales llamándole mongólicos. No se podía esperar menos. Por lo menos tuvo la hidalguía, como el propio Chávez el 4f, de reconocer y hacer público su error. Como comunicador social que es, sabe que contra la verdad no se puede luchar. No se puede dar coces contra el tábano. Tal vez perderá la simpatía de muchos opositores, pero gano dignidad.

Ojala, que la oposición venezolana pueda aprender (cosa difícil para ellos) con este periodista de oposición lo que significa ser correcto, por lo menos públicamente. Ojala esta oposición encandilada por el foco grueso de la Luz de cifer aprenda a no basar su criterio sobre la base de la falacia sino de la verdad comprobada, porque, como dijo Cristo, para poder criticar al prójimo debe primero sacar la viga que hay en el suyo propio. Ojala la oposición entienda (cosa obtusa para ellos) que hay, para ellos un camino, un solo camino, el de la consecuente rectitud.

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