martes, 14 de mayo de 2013

El acaparamiento

El arma politica del capitalista


En un país donde el gobierno ideológicamente socialista y el empresariado capitalista hacen pulso, la correlación de fuerzas se mantiene más o menos en equilibrio; tirantes alguna vez hacia la izquierda y otras veces a la derecha; pero si alguien quiere tener una prueba de lo perverso que es el capitalismo, que venga a Venezuela y vea. La actual situación económica por la cual transita nuestro país es la mejor muestra. Ella revela los mecanismos perversos a los cuales suelen apelar el capitalismo amoral, con más frecuencia de lo que pudiera pensarse o entenderse, a fin de lograr su finalidad intrínseca: acrecentar la ganancia para incrementar el capital. Esa es la naturaleza real del capitalismo. Y no lo hace de otra manera que manipulando la llamada “ley económica de la oferta y la demanda”. ¿Cómo lo hace? Acaparando y acaparando, es decir, reduciendo la oferta. Eso muestra del capitalismo su verdadera índole: Que solo le es pertinente el tema económico y nada más. Es absolutamente ajeno al tema social. Al capitalismo no le importa si el pueblo, si la gente sufre o llora, o padece hambre o si deja de subsistir, lo que le importa al capitalismo es lograr su ganancia.
De esa práctica los venezolanos tenemos bastante historia. Desde siempre, cuando el capitalista venezolano ha querido ganar más y no ha contado con la anuencia del gobierno para elevar sus precios, ha jugado entonces a la escasez. La reducción de la oferta, como se sabe, incrementa la demanda. Y el alza de la demanda le permite al capitalista elevar los precios no al nivel realmente necesario, sino al deseado (especulado); porque la gente está determinada y obligada por la necesidad a pagar lo que sea para obtener lo que requiere. Así el capitalista sale ganando y el pueblo sale perdiendo. Dicho de otra forma: el que recibe más dinero gana y el que recibe menos, pierde. Es un juego sucio, donde el humilde, el venezolano humilde sale muy perjudicado, y devela lo tremendamente injusto y desigual del sistema capitalista.
Si a todo lo dicho le agregamos el elemento político entonces la situación se torna más oscura y efervescente, porque el capitalismo, a sabiendas de que puede manipular la oferta para alterar el comportamiento de los precios en un periodo dado, comienza a usarla en contra de sus enemigos creando una situación social que más temprano que tarde encontrara su punto de quiebre, algo como el famoso caracazo. A eso es lo que esta jugando ahora el empresariado venezolano, apoyándose en sus medios de información. El fin último es sin duda el cambio político, es decir, el cambio de gobierno. El gobierno favorable a sus intereses. Lo que no tiene claro el capitalismo venezolano en su cálculo es que toda esa situación pudiera revertirsele para perderlo todo. Tal es el caso de la casi extinta RCTV. Deberían verse en ese espejo.
Toda esta situación pone en claro que el socialismo tiene razón. Perogrullamente se debe afirmar que el capitalismo no puede asumir ni mucho menos cumplir con los fines y las necesidades sociales de las que adolece todo país en vías de desarrollo para lograr la subsistencia, porque ello no entra en la capa de sus intereses. Se hace evidente una vez más que no es la finalidad del capitalismo cubrir las necesidades del pueblo, sino las suyas propias. Y puesto que el capitalismo no puede suplir las necesidades del pueblo, queda demostrado que el socialismo es entonces una necesidad inexorable a todas luces, a fin de que el pueblo pueda alcanzar su bienestar. De manera que si alguien se preguntaba ¿Por qué socialismo? He allí la respuesta.

viernes, 10 de mayo de 2013

Digno trabajo

Del canciller Elias Jaua


Digna de aplausos ha sido la actuación de nuestro canciller Elias Jaua. Ha hecho frente a las patrañas del imperialismo y de sus lacayos internacionales de una manera digna, valiente, incisiva, frontal y de un solo rostro. Todas sus declaraciones en torno a los ataques que inmisericordemente sufre nuestro país por parte de la ultraderecha internacional han estado signadas por la exactitud y precisión que precisa la defensa de la soberanía nuestro pueblo y de sus instituciones.

No es fácil enfrentarse a esa bestia de siete cabezas que es la ultraderecha internacional con sus hipnotizantes medios de información ( más bien medios de deformación, mental y ética) que cizallan constantemente la conciencia de muchos en el mundo y en Latinoamérica. No obstante, la dignidad obliga. Venezuela ha demostrado y seguirá demostrando que tiene una posición firme en sus principios constitucionales soberanos en torno a sus relaciones diplomáticas con el resto del mundo. La defensa de su pueblo y de su sistema democrático no esta matizada por posturas pusilánimes de los oprobiosos de la cuarta república, sino por el arrojo firme del que sabe blandir la bandera de la verdad, de la justicia de un pueblo, el pueblo venezolano. El canciller de la república ha hecho ver y saber que Venezuela no toma decisiones por posiciones meramente políticas, sino que su conducta en el marco internacional tiene un basamento ideológico más allá de toda plutodiplomacia camaleónica de las barras y las estrellas. Y esa ideología es Chávez. Elias lo ha demostrado. También el presidente Maduro.

Si la ultraderecha creía que se habrían de topar con un canciller y un presidente de la república timoratos que no sabrían como reaccionar y responder frente a sus provocaciones, nuevamente se estrellaron contra la muralla. Son venezolanos. Son caribes. Son revolucionarios. Son revolucionario que traen la extirpe, la firmeza y la fuerza de decisión del Comandante en Jefe Hugo Chávez. Como Chávez, traen consigo la entereza del valiente indómito. Como Chávez traen consigo la claridad del horizonte luminoso del porvenir del país. Como Chávez, poseen el arrojo y el ímpetu intenso que trae consigo la fuerza más poderosa que pueda conocer el ser humano sobre la tierra: el amor, el amor por la patria querida.